jueves, 14 de septiembre de 2017

Vidas y VIDA

Todos somos habitantes de la Tierra. 


   Lo que no equivale en la práctica a ser poseedores legítimos o tener derecho a vivir en un lugar de ella, llegados a un extremo.
Quien se ha otorgado el derecho -¿irrefutable?- a un territorio en propiedad, no sabemos dónde ha conseguido el permiso de adjudicación. Ni quién tiene la potestad de concedérselo. Y quién le ha dado a este otro esa potestad.
   El mero hecho de llegar a un lugar y aposentarse en él ¿Ya nos infunde el título de propietario? Un lugar por donde otros también han pasado y pisado. Donde han podido nacer o morir.
   Si hablamos de pertenecia, casi puedo decir que los mares son de los inmigrantes, ya que tantos miles y miles eligen desesperadamente y sin desearlo, descansar en sus fondos, como las esperanzas abortadas de sus sueños.
   ¿En qué se basan las leyes de propiedad? ¿Y de frontera? ¿Quién delimita los centímetros de línea divisoria entre países? 

   Que un solo paso mío decida si soy de un estado u otro me parece iluso ¡Sigo caminando por mi planeta!
   También me deja anonadada la diferente graduación que tiene la vida humana, dependiendo del lugar, las circunstancias, la raza, el status, las creencias, de quienes las viven.
   Un valor tan alucinantemente arbitrario, que no tienen ni pies ni cabeza.Una vida es una vida, sea  de quien sea y dónde y cuándo sea.
   ¿O acaso nacemos con la corona de rey puesta, los vestidos de algún rango magnificente o los harapos de pordiosero? ¿O de otro modo que de una madre rica o pobre o como sea que fuere?
   Nacemos desnudos y nos marchamos dejando hasta lo que solo consideramos cuerpo hasta entonces viviente.
   La inconsistencia de los argumentos sobre los diferentes grados de vida me hace sentir descolocada e incrédula.
   En un planeta lejano encuentran posibilidad de agua y "¡Hay vida!", exclaman los científicos. 
Y en nuestro planeta hay VIDA. Con mayúsculas. Una VIDA múltiple, exquisita, plural, multifacetada.
   Una VIDA que no somos realmente capaces de controlar y, lo que es peor, comprender y respetar.

   ¿Y quién tiene derecho a decidir sobre la vida de otro?¿Quién se lo ha concedido? ¿Es "legal"? ¿Acaso no existen leyes que nos incluyen a todos?
   ¿Y qué diferencia hay entre un asesinato terrorista y una inyección letal en la pena de muerte? El modo y el motivo no alteran el resultado: MUERTE. Ocasionada por unos que se creen con derecho a arrancar la vida a otros, sean como sean o hayan hecho lo que hayan hecho estos otros.

   Parece que disfrutamos marcando territorios, diferenciando modos de vivir como si fueran extraños entre sí, cuando no son sino simples improvisaciones de un solo tema : La VIDA.
   ¿Tiene diferente precio la vida de un "intocable" de la India y la del heredero de la corona? ¿Es más indigno en esencia el hijo de una violada que el de una famosa y riquísima actriz?
   ¿Deja de ser un "heredero legal de la Tierra" aquel que, habiendo sido rico y poderoso, pierdo todo y queda en la miseria? Sigue siendo un habitante del planeta.  Una vida en la Vida.
   Si me estorba el vecino, le pego un tiro y acabo con él y me siento aliviado de la molestia y, tal vez, tentado de apropiarme de "sus pertenencias"... Fácil si yo me considero con derecho a ello y considero al vecino sin ese derecho a vivir y a nada , pues es un fastidio...
   Muchos miles, cientos de miles, millones de personas son consideradas "bastardos terrestres", a pesar de haber nacido TODOS en la TIERRA.
   Y los bastardos no son merecedores da habitar en el mismo lugar que los correctamente dignos y auténticos terrestres. Marcados como tales por la cantidad de recursos o aceptación en las sociedades-civilizaciones donde "aterrizan".
   ¡Me niego a catalogar a cualquier habitante de nuestro planeta! Es más... Estoy decidida a contestar a la siguiente persona que me pregunte de dónde soy: 

" Soy de la Tierra ¿Y tú?"



1 comentario:

  1. Anda, mira qué casualidad! De La Tierra! Como yo!!!
    Y de tu mismo lado y color y opinión. Y tu amiga siempre, querida Gloria.
    Montse.

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